Procrastinando un ratillo, a primera hora de la mañana, con el café calentito al lado del teclado, he empezado a leer un libro sobre la memoria. En él se distinguen tres tipos, de corto plazo, de medio plazo y de largo plazo.
La primera es la inmediata, aquella que cuando salimos del servicio hace que nos acordemos de si nos hemos lavado las manos o no.
En la segunda la información se retiene durante un par de días, por ejemplo, ayer lo hice con la parienta o fue anteayer...
La tercera es la que hace que nos acordemos de nuestro nombre, la ciudad donde nacimos o la voz de nuestro padre... Entonces me he quedado pensando, intentado recordar la voz de mi padre. Durante los primeros segundos no he podido, he acudido a situaciones, cuando me llamaba, me regañaba, se despedía... por fin he podido percibir su timbre, su cadencia, su respiración.
Cuidado con la memoria de largo plazo, es nostálgica, pero es necesaria. Puta nostalgia...
La primera es la inmediata, aquella que cuando salimos del servicio hace que nos acordemos de si nos hemos lavado las manos o no.
En la segunda la información se retiene durante un par de días, por ejemplo, ayer lo hice con la parienta o fue anteayer...
La tercera es la que hace que nos acordemos de nuestro nombre, la ciudad donde nacimos o la voz de nuestro padre... Entonces me he quedado pensando, intentado recordar la voz de mi padre. Durante los primeros segundos no he podido, he acudido a situaciones, cuando me llamaba, me regañaba, se despedía... por fin he podido percibir su timbre, su cadencia, su respiración.
Cuidado con la memoria de largo plazo, es nostálgica, pero es necesaria. Puta nostalgia...
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